miércoles, 29 de abril de 2009

Símbolos sijs


Una reciente decisión del Tribunal de Vicenza (Italia) ha resuelto una controversia acerca de símbolos religiosos en el espacio público. En concreto, la resolución afecta al kirpan, puñal ritual que los miembros de la religión sij deben portar en todo momento. Para los sijs, el kirpan simboliza la lucha entre el bien y el mal, y no puede desenvainarse para atacar. El Tribunal italiano ha resuelto que no se trata de un arma blanca, y que puede ser portado libremente.

No es ésta la primera vez en que el kirpan da lugar a un conflicto jurisdiccional en algún país occidental. En 2006 la Corte Suprema de Canadá se pronunció a favor del uso de kirpan en la escuela, a condición de que el arma simbólica fuera envuelta en un estuche cosido y disimulado bajo la ropa. En Francia, la ley que prohíbe los símbolos religiosos en las escuelas, ha proscrito también este objeto.

Tampoco es el único aspecto del sijismo que ha ocasionado dilemas jurídicos. No puede olvidarse que entre las prescripciones de esta religión figura también la prohibición de deshacerse del Kesh, o cabello largo sin cortar, que suelen llevar enrollado en un larga trenza bajo un turbante; este turbante, y la incompatibilidad con un casco, ha provocado objeciones de conciencia de motoristas en el Reino Unido. También ha creado problemas en Francia, pues no se permite llevarlo en las fotografías de documentos oficiales, medida que ha sido avalada por una decisión del Tribunal Europeo de Derechos humanos, de 13 de noviembre de 2008, en la que se inadmite un recurso por violación del derecho de libertad religiosa, al considerar el Tribunal que el artículo 9 de la Convención no protege cualquier acto inspirado por una religión o creencia cuando entra en juego el límite del orden público.

miércoles, 8 de abril de 2009

Antidisturbios contra procesiones



Copio aquí la noticia que hoy difunde Europa Press. Y eso que no estamos en China…:

Piden que los antidisturbios disuelvan las procesiones que lleven lazos blancos

La asociación de consumidores Facua ha enviado una misiva al delegado del Gobierno en Castilla y León, Miguel Alejo, en la que le solicitaba que se impida que procesionen las cofradías de la Comunidad que decidan salir a la calle con un lazo blanco. Facua pide como requisito para llevar el lazo haberlo comunicado antes a las correspondientes subdelegaciones. En caso de no hacerlo, considera que debe prohibir la procesión "e incluso disolverla por los antidisturbios". En la misiva Facua señala que las procesiones de Semana Santa en Castilla y León, "que hasta la fecha fue folklore y parafernalia", pretender ser este año "actos reivindicativos por el derecho a la vida", por lo que "servirán como medida de protesta contra la reforma de la Ley del aborto" a través del lazo blanco.

Por ello y tras recordar que, como asociación de consumidores, tuvo que informar a las administraciones del desarrollo de actos reivindicativos y aportar el lema, el día y la hora, el recorrido por la vía publica y los responsables de la misma, Facua exigió un "trato igualitario" y solicitó a Alejo que informe a todas las juntas de cofradías de Semana Santa de Castilla y León de que, "si lucen un lazo blanco alguno de los cofrades o en un objeto de la procesión", se debe informar de manera previa a los subdelegados del Gobierno de cada provincia.

Facua pide responsabilidad a las hermandades
Esta organización dijo que lamenta que ciertas hermandades "estén convirtiendo sus cofradías en manifestaciones políticas contra el derecho al aborto, haciendo un uso indebido de su derecho a desfilar en procesión por las calles en la Semana Santa". De este modo, hicieron un llamamiento "a la responsabilidad de las hermandades y les pide que no perviertan y dañen, convirtiéndolas en instrumentos políticos, manifestaciones religiosas y culturales del prestigio de las procesiones de Semana Santa".

martes, 7 de abril de 2009

Laicidad y cristianismo


El filósofo francés Rémi Brague, en una reciente conferencia en España, ha afirmado que «la cuestión de la laicidad se genera en el seno del cristianismo». Obtiene una conclusión: para que haya laicidad deben existir Iglesia y Estado.

A su juicio, la Iglesia aparece como «una instancia secularizadora. El Imperio quería ser sagrado, pretendía producir lo sagrado. Al principio, durante el período de las persecuciones, la separación fue fácil. Eso no quiere decir que en la época de Constantino no hubiera separación». Partiendo de la necesidad de que exista una separación entre Iglesia y Estado, Brague apunta que el problema surge a la hora de concretar esa separación: «Está claro lo que es puramente religioso y lo que es puramente político. Pero en medio está la sociedad civil. Y desde hace varios siglos el Estado pretende controlar la sociedad civil. La adecuada relación entre el poder y la sociedad civil no es fruto de unos principios, la laicidad no es un principio, es un hecho histórico».

Brague también explica que el término laicidad deriva de la palabra griega laos y no de la palabra griega demos. El término laos es el que utilizaron los traductores de la Biblia de los 70 para referirse a la palabra pueblo. Desecharon la palabra griega demos que tenía una clara connotación política, porque querían dejar claro que al referirse al pueblo se referían al pueblo que tenía una relación con Dios. Por ello, según el filósofo, no se puede hablar de algo laico o de laicidad «sin hacer referencia a la elección de Dios». Según Brague el origen del sistema democrático no hay que buscarlo en la Grecia clásica sino en el Medievo cristiano, que es el que defiende que cada hombre tiene el mismo valor ante los ojos de Dios.

En definitiva, la laicidad surge de la dualidad, la exige y la protege. El laicismo es una laicidad que se cree autónoma del hombre y de la sociedad, que olvida su origen y su verdadero propósito, para convertirse en un fin en sí mismo.